Comunicar para convencer, para liderar para lograr un equipo ganador.- por Mila de Torres.

31 de julio de 2019

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A menudo, en las escuelas de negocios, se recuerda con admiración a Jan Carlzon, directivo sueco que creó una forma optimista e ilusionante de trabajar con sus revolucionarias ideas sobre lo que él llamaba los «momentos de la verdad». Este brillante empresario recogió en su libro una anécdota que demuestra cómo la comunicación puede transformar la visión del trabajo y convertir cualquier tarea en una labor estimulante, que perdura y da sentido al esfuerzo. Según quién fuese su capataz, los canteros de una obra en la Edad Media respondían de forma distinta a la pregunta «¿Qué hacéis?». Mientras que unos respondían «picamos piedra», otros eran capaces de ver el futuro de su trabajo, la obra culminada: «Estamos construyendo una catedral». Es evidente que el capataz de esa cuadrilla les había proporcionado una información positiva y alentadora que los comprometía en una obra de equipo con mayor trascendencia. Había sido capaz de inspirar una visión de hacia dónde se dirigía su obra y hacerles sentir que tenían una misión que alcanzar.

 

Sin canales de comunicación para que fluyan las ideas y sin liderazgo comprometido con las personas, solo se pica piedra, no ven la trayectoria del trabajo que realizan y se van a su casa con la sensación de no ser importantes, sin ver cómo con su trabajo contribuyen a dar vida a la empresa; sin que sus ideas, su talento y su capacidad para transformar su empresa importen a nadie. Se incuba la rutina y se desaprovecha el talento que la propia organización ha contribuido a formar.

Para que los empleados de una empresa tengan la sensación de que con su trabajo se construye un proyecto y se transforma el mundo, hace falta que los directivos dejen de encerrarse en sus despachos y oír solo a otros directivos que ven las cosas desde su misma perspectiva. Es necesario abrir las compuertas de la comunicación para que fluya, para lograr que revitalice el sistema.

La comunicación es un fluido vital para los equipos. Si no conocen qué se espera de ellos, adónde se dirige la empresa y por qué las decisiones que se toman los incluyen y, en cierto modo, son consecuencia de su aporte y su responsabilidad, es difícil que los miembros de un equipo se sientan verdaderamente comprometidos con él.

Veámoslo en algunos departamentos. El área de dirección tiene la responsabilidad de ver más allá y trazar las líneas de navegación para llevar la nave al mejor puerto y con una travesía sin contratiempo; para ello, tiene que comunicar quiénes somos, cuáles son nuestras ventajas, adónde nos dirigimos y cuál es la meta, es decir, lograr autoridad y liderazgo ¾sin comunicación, no hay liderazgo¾ y conseguir que todo el equipo sienta «los colores».

En el departamento financiero, las decisiones afectan al corazón mismo de la compañía: los directivos tienen que saber comunicarlas para que se entiendan y se apoyen, para que se apliquen sin recelos ni oposición, para que surtan el efecto que se espera de ellas. «Donde están los números, está la verdad», decía Pitágoras hace más de dos mil años. Y esa es una verdad que sigue vigente a principios de este tercer milenio.

En el departamento en que el activo humano se debe valorar y lograr que se potencie, la comunicación convierte a los recursos humanos en Humanos con Recursos: en personas preparadas y activas, que dominan su trabajo y entienden su valor: los directivos conocen las destrezas de la comunicación, saben motivar y persuadir.

La comunicación es apasionante: logra que un grupo humano dispar, desmotivado y sin propósito, vea el futuro con perspectiva y estímulo. Tener un plan de comunicación es dar la batalla contra el desánimo: comunicar por tierra, mar y aire para que las personas se sientan comprometidas con el proyecto, sepan que cuentan para la empresa y que la empresa cuenta con ellas.

Cabe preguntarse, por tanto, ¿qué puede hacer la comunicación por tu empresa? Conseguir que el organismo empresarial produzca, aun en tiempos de sequía, los mejores frutos. En resumidas cuentas: lograr un equipo ganador.

 

 

       Milagros de Torres Fernández

                                                                       Doctora en Filología y

                                                                 Experta en comunicación empresarial

 

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